Hoy me desperté triste, ese tipo de tristeza que no podés ni explicar ni entender ni tocar. Como algo que te aprieta el pecho y que de repente te olvidás pero al rato vuelve y otra vez te preguntás qué mierda es lo que te pasa. De a ratos tengo flashbacks de unos sueños un poco tristes que tuve esta noche. Creo que dormir más de 8 horas me hace mal. No me gusta dormir de día, siempre sueño cosas tristes.

Hoy volví a soñar que se me caían los dientes.
Incluso soñé que «me despertaba» y confirmaba que esta vez no era un sueño, esta vez era real: se me estaban cayendo los dientes.
Sueños recurrentes tengo este y algunos otros.
Uno es uno en que voy en una camioneta grande dando la vuelta de la manzana de en frente a mi casa, puedo doblar pero no puedo frenar, entonces doy mil vueltas, preocupada porque en cualquier momento me pueden chocar. A veces me despierto antes, y a veces mi vecina de en frente que se llama Sonia y le dicen la Mona, me frena la camioneta con un control remoto.
Otro es mucho más feo de lo que puedo explicar, se trata de que voy caminando y como una fuerza invisible me frena, yo necesito seguir, nunca se me ocurre frenar y quedarme quieta, esperar que eso se acabe, sino que siempre lucho contra eso, camino con fuerza, me canso, como cuando vas en bici con el viento en contra, pero mucho peor.
Cuando era chica, escuchando a mamá dar clases de filosofía, me enteré de que había un filósofo que hablaba de interpretar los sueños y le preguntaba a mamá todo el tiempo qué significaba lo que había soñado. Mamá intentaba explicarme que no era tan fácil, que no había una guía de sueños, que era algo mucho más complejo.
Ahora soy mucho más grande y ya estudié a Freud, pero igual sigo googleando cosas como «¿qué significa soñar que estoy desnuda en la calle?» o “¿qué significa soñar que mi novio me ahoga en la bañera?”.

Hace unos días empecé a escribir mis sueños. Me despierto más temprano, me siento en el piso y escribo cualquier cosa de la que me acuerde. Cuando no me acuerdo de nada escribo que no me acuerdo de nada.
Ayer soñé que un psiquiatra me decía: «buen día señora Müller, lamentablemente no va a poder dormir nunca más».

Hoy soñé que mi abuelo aparecía desnudo en una casa que no conozco pero supuestamente había sido suya. Me decía que ahora que está muerto puede estar en donde él quiera, que solo con pensar que quería hablar con él, él iba a venir a donde yo esté, y yo no se lo decía, pero pensaba, que qué lástima que no se murió antes.
Ese tatuaje me lo hice hace un par de años, y mi abuelo, como casi todos los abuelos, odiaba los tatuajes, pero yo le reconocí el orgullo en los ojos cuando le contaba a mis tías «pero este se lo hizo por mí». Ojalá, abuelo, puedas estar donde querés estar.

Hoy soñé conmigo de chiquita.
Me vi, y supe que era yo, tenía dos años y no me salía pronunciar la «s».
Le pregunté a esa niña cómo se llamaba, y ella me dijo „Ingrid, pero también me dicen Ini“.
Sentada en cuclillas, la agarré entre mis brazos, la abracé fuerte y le dije: „te voy a cuidar siempre y no voy a dejar que nadie te lastime“.
Me desperté y lloré.