Mañana es mi vuelo de vuelta. Tengo 15 horas para decidir si me subo a ese avión, si llego a la puerta de tu casa, si subo la escalera y te abrazo mientras seguro estarás de pijama y con un libro en la mano. Si te pido que sueltes el libro, que me abraces con los dos brazos, que así ya sabés que no me gusta, que me abraces fuerte, que me levantes y me lleves a tu cama, y me que abraces más, y que no llores, porque esta vez volví y me quedo. Me quedo porque sos vos y porque es contigo, y porque contigo somos nosotros.
Y pienso, y cada minuto que pasa es un minuto menos de vos, y un minuto menos de la que quiero ser contigo. Y aunque te pedí que no me pidas, que no me llames, que no esperes ni un poquito más de amor, hoy espero tu mensaje, como si esperara encontrar una vela perdida por alguna parte de mi casa en un día de apagón.
Don’t kill me please.
14 horas.
Todavía estás a tiempo.