«La catarsis no es un acto solitario, sino una experiencia compartida donde la purga del dolor personal ayuda a otros con su propia cruz». Juan Sklar
Nunca fui a un telo que no estuviera lleno y nunca terminé en otro lado que no fuera el asiento de atrás de un auto con las ventanas cerradas, muerta de calor e inhalando del vaho que desprenden dos cuerpos que se rozan y se chocan e intentan encajar en el tetris engorroso que es coger con un extraño. Y no digo extraño como de que no te conozco, digo extraño como
«adjetivo: dícese de una persona o de una cosa que es ajena a la naturaleza o condición de otra de la cual forma parte«.
No soy de Montevideo, pero soy porque un día viví ahí y dije esta es mi casa, y me enamoré de vos en un apartamento en Cordón y sentí que tenía un hogar y que si algún día moría quería ser enterrada en el cementerio del Buceo, pero es casi imposible, porque morirse de por sí es caro, pero morirse y vivir muerto en el cementerio del Buceo es carísimo y al final que me importa donde viva cuando esté muerta si hasta viva he vivido en todos lados y nunca sé muy bien si quiero estar donde estoy.