Hoy siento el corazón en carne viva. Como si me lo hubieran sacado, como si sangrara, como cáscaras arrancadas a abrazos apretados y besos en la frente. Ojos verdes llenos de amor, lágrimas llenas de dudas y silencios que gritan. Amar es estar vivos pero muertos pero vivos.
Mañana se me pasa, pero hoy me olvido de todo lo que ya sé para abrazarnos fuerte un rato.
Hoy volví a soñar que se me caían los dientes.
Incluso soñé que «me despertaba» y confirmaba que esta vez no era un sueño, esta vez era real: se me estaban cayendo los dientes.
Sueños recurrentes tengo este y algunos otros.
Uno es uno en que voy en una camioneta grande dando la vuelta de la manzana de en frente a mi casa, puedo doblar pero no puedo frenar, entonces doy mil vueltas, preocupada porque en cualquier momento me pueden chocar. A veces me despierto antes, y a veces mi vecina de en frente que se llama Sonia y le dicen la Mona, me frena la camioneta con un control remoto.
Otro es mucho más feo de lo que puedo explicar, se trata de que voy caminando y como una fuerza invisible me frena, yo necesito seguir, nunca se me ocurre frenar y quedarme quieta, esperar que eso se acabe, sino que siempre lucho contra eso, camino con fuerza, me canso, como cuando vas en bici con el viento en contra, pero mucho peor.
Cuando era chica, escuchando a mamá dar clases de filosofía, me enteré de que había un filósofo que hablaba de interpretar los sueños y le preguntaba a mamá todo el tiempo qué significaba lo que había soñado. Mamá intentaba explicarme que no era tan fácil, que no había una guía de sueños, que era algo mucho más complejo.
Ahora soy mucho más grande y ya estudié a Freud, pero igual sigo googleando cosas como «¿qué significa soñar que estoy desnuda en la calle?» o “¿qué significa soñar que mi novio me ahoga en la bañera?”.