Me desperté y tardé varios segundos en reconocer dónde estaba y quién dormía a mi lado.
No sé si fue el sueño, si fue que dormí poco, o si estaba teniendo un sueño tan real, en el que estaba tan metida que me costó salir.
Supongo que a todos nos pasó alguna vez, eso de despertarnos, mirar a nuestro alrededor, y no reconocer en dónde estamos, a pesar de que estemos en el mismo cuarto, en la misma cama de siempre.
Y así fue mi despertar, fue raro, me sentí perdida, como si  hubiese estado en un lugar nuevo, desconocido. Como si alguien me hubiese arrastrado hasta ahí sin que me diera cuenta.
Como si me hubieran sacado de mi vida, y me hubiesen puesto en una vida nueva, que no era mía.
Cuando me refregué los ojos, entendí todo inmediatamente. Olvidé lo que estaba soñando, y reconocí todas las fotos, los dibujos y los colores de mis paredes.
Me volví a sentir en mi cama, en mi cuarto y en mi vida. Y empecé el día con un beso y el pie derecho.