Me gustan las palabras. Me gusta la cantidad de cosas que se pueden decir con los infinitos conjuntos de palabras que tenemos, conocemos, creamos, somos. Me gustó cuando él me dijo «las palabras cambian después», porque el después es relativo, y porque las palabras me gustan mucho. Incluso las palabras me gustan más que él, y él me gusta mucho más que cualquier cosa en la que pueda pensar ahora.