Un puñal atraviesa mi garganta, hay un túnel entre mi nuca y mi cuello y como con un telescopio puedo ver lo que pasa entre mi pecho y el tuyo. Camilo me dice que pare, que no hace falta el suplicio, que no me aferre al pasado y que tome más agua. Ayer vio morir a su abuelo por videollamada y yo apenas pude abrazarlo cuando ya era muy tarde. Vivir lejos tiene eso: nunca estás del todo en ningún lado.
Pienso en las despedidas que no son, en los abrazos que debo y los que no van a llegar nunca. ¿Cómo se envuelve lo que parecía eterno en un nunca más? Guardo todos los recuerdos que nos dimos. Mientras pongo la pasta en mi cepillo percibo que estás en todos lado y no hay sentido que no te evoque. Wir sind überall ein bisschen aber nirgends wirklich ganz.

Soñé que llegaba tarde, caminaba rápido y miraba el reloj cada cinco pasos, la gente a mi alrededor se movía raro, como en cámara lenta, y yo corría y los semáforos siempre estaban en rojo. No sé a dónde llegaba tarde, ni quién me esperaba, ni si quería llegar a donde sea que estaba yendo.
Hace tres meses me salteé un jetlag, contra todo pronóstico después de dos días sin dormir mi cuerpo decidió dormir cada noche entre las 12 y las 8. Entre la angustia y la debilidad, dormir bien me hacía sentir fuerte. Al abrir los ojos miraba el reloj con orgullo y pensaba, otra vez descansé, otra vez no soñé que me moría o que un asteroide explotaba la tierra o que de repente y sin aviso todos los que amé ya no me amaban.
Puede ser que ahora sea el sol que ya acercándose el verano brilla en mi ventana desde demasiado temprano y me despierto y me vuelvo a dormir y entonces sí sueño cosas raras como que estoy distraída y sin querer fumo del porro que gira en una ronda de extraños y miro mis manos y me quiero arrancar los pelos del brazo y me pregunto ¿cómo puede ser que los pelos del brazo solo crecen hasta donde crecen? Y antes de que nadie me responda vomito en mi boca y corro por el pasillo buscando el baño pero no hay tal baño y ahí no sé qué pasa pero tengo ganas de comer miel y abro un frasco y meto dos dedos y pienso ¿cuándo fue la última vez que me lavé las manos? Me chupo los dedos y quiero que todo el mundo se vaya de mi casa pero no sé quiénes son ni qué hacen en mi balcón ni por qué hablan tan fuerte, bajen la voz, les pido y siento la urgencia de regar la planta que no riego hace 8 días.
Miro hacia abajo y no es suelo, es abismo y yo floto en el aire y otra vez en sueños aparece la palabra limbo. Limbo mi rutina, limbo tu presencia.
Limbo. Ausencia. No estás vos y yo tampoco. La distancia, que es el tiempo entre un abrazo y el siguiente, ya no existe.
Encontré un refugio en el lugar del que alguna vez necesité huir, me fui porque necesitaba estar lejos y volví cuando necesité estar cerca, adentro: hogar, caparazón y asilo.
Lleva tu nombre esta herida y otros nombres la anestesia. Esta vez no sé quién sos ni por qué no estás conmigo.