Conocés el momento,
cuando te cruzás de frente con con alguien en la calle
y se miran a los ojos,
pero no se desvían hasta el último segundo.

Yo te miro a los ojos,
y te paso de largo
pero cuando mirás casi nos chocamos
y yo siento tu mirada como un rayo que penetra,
miro hacia otro lado, y sigo de largo.

No estoy preparada para que alguien entre en mi vida,
para que cruce mi camino, como una tangente,
para después desaparecer
para siempre.

Vos y yo estamos torcidos,
los dos parados al viento, torcidos.
No nos tocamos
Dejame andar a la deriva,
no te agarres de mí.

Soy una caminante,
camino entre la gente
y hago mi propio camino
sin diagonales ni paralelas
Sonará solitario,
pero hoy soy una asíntota.

Acercarse más y más,
pero nunca tocarse.
Una triste colección
de casis y quizás,
y conjuntivos que nunca
se vuelven presente.

Y por eso miro hacia otro lado,
miro el piso,
o a través de vos.

Decime un cumplido,
y yo te doy
una mirada confusa.

Intentá tomar mi mano,
y yo la saco.
Mirame los labios,
y yo me los muerdo.

Soy una rompedora de momentos,
rompo burbujas,
y rompo el silencio,
y hago sombra,
y rompo.

Rompo porque tengo miedo.
Suena lógico en mi mundo
roto y torcido
romper algo,
antes de que se rompa solo,
o me rompa a mí.

Quiero tener el control,
y no dejarme leer.
No quiero que te quedes más tiempo,
por miedo quizás
a que descubras mis errores.

No quiero poner mi mundito en tus manos,
porque tengo miedo de que te vayas con él
y así, como caminante, estoy tranquila.

Pero cruzate conmigo,
mirame a los ojos,
no desvíes la mirada,
choacame, que yo te choco.