Hoy fui por primera vez a tu cuarto y revolví todos tus cajones y todos tus recuerdos. Me acosté en tu cama y lloré fuerte y en silencio. Encontré fotos, cartas y dibujos míos. Pensé que yo no creo en nada, que los muertos murieron y ta, pero ojalá estés en algún lado. Sentí por primera vez la desesperación de querer abrazarte y no poder. Tus mimos, caricias, abrazos, toda tu ternura. Abuelo mágico, te abrazo con el alma en las manos.